TRES IMPERIOS

La trama se desarrolla en un período de apenas 13 meses, que va del 20 de julio de 1895, el día en el que Adriana embarca para Cuba y Fred contrae matrimonio con Annabella Walrond, y septiembre de 1896, en que ambos protagonistas se enfrentan de nuevo a dramáticas decisiones que volverán a alterar el curso de sus vidas.

En este corto período de tiempo suceden hechos trascendentes, tanto para el mundo como para los personajes. La insurrección independentista de los mambises en Cuba terminará evolucionando hacia una sangrienta guerra entre España y los Estados Unidos, y tras ella la nueva y pujante potencia sustituirá al decadente imperio español en el concierto de las naciones. En la Gran Bretaña, en el apogeo de su expansión imperial, la revolución tecnológica, ejemplificada por la telegrafía sin hilos, precursora de la radio, anticipará el inminente siglo XX.

Mientras Adriana asiste en primera persona a los primeros momentos del conflicto que culminará con el derrumbamiento del imperio español y el amanecer del norteamericano, Gould va acompañando a la expansión del británico en paralelo a su decisiva evolución personal.

La mujer, de 30 años, escritora y cantante, que hasta ese momento ha vivido su vida en función de las necesidades y deseos de la gente que la rodea, está ya lista para encontrar su propio lugar en un mundo en transición, y trata de adaptarse lo mejor que puede a los nuevos personajes que van apareciendo en su vida, en particular a aquél que ella ha ido a buscar a Cuba: su padre biológico. Además de él, encontrará a un nuevo compañero, otros mentores que aprecian su personalidad y sus deseos de aprender, e incluso algunos personajes históricos al inicio de sus carreras. Todo en Cuba es nuevo y excitante, pero también peligroso, y “riesgos, haberlos hailos”. Estas nuevas experiencias la ayudarán a madurar, hasta el punto de que la impulsarán a tomar nuevas decisiones que, a su vez, provocarán nuevas consecuencias para los que la rodean. La antigua “nena de Camariñas” se ha convertido en una mujer que avanza por la vida al “doble de velocidad” que los demás, y esa excepcionalidad nunca es sin consecuencias.

Fred, a los 32 años, recién está aprendiendo a convivir con un sistema social para el que no ha sido entrenado: la aristocracia rural. Admirado y al mismo tiempo inquieto ante lo que le va sucediendo, le cuesta trabajo asumir que ha hecho méritos suficientes para merecerlo: “lo único que hice fue ponerme un chaleco salvavidas”. Cada día que pasa se le agudiza la percepción de que su vida va detrás de los designios de otros: de su familia política, especialmente de su suegro, del medio aristocrático con el que se relaciona, y de la Royal Navy, que le ha encuadrado en una actividad para la que no ha sido entrenado; Fred siente que está perdiendo su esencia y su autenticidad, y con ello la conciencia de sí mismo. Inevitablemente, como un “deus ex machina” que espera agazapado, la confluencia de circunstancias ajenas a él le acabarán provocando una intensa crisis de conciencia que lo llevará a tomar una decisión descabellada.

¿Cómo van a superar Adriana y Fred los desafíos que ellos mismo se han impuesto?