Annabella Walrond (N. 1871)
Su boda con Fred será la culminación de un ilusionado noviazgo, pero al regreso de la luna de miel los jóvenes casados empezarán a vivir las realidades de una situación para la que ninguno de los dos estaba suficientemente preparado. Annabella anhela ser madre, por encima de cualquier otra consideración, y se consagra a ello con toda la devoción de una novia enamorada, apelando a las consignas más conspicuas de El ángel en la casa, el manual de la perfecta esposa victoriana que ayudó a unirlos. Fred, por su parte, intenta estar a la altura de lo que se espera de él en todo momento y circunstancia, y por momentos siente que no responde a las expectativas de nadie. Los experimentos no avanzan lo suficiente, Annabella no consigue quedarse encinta, y él se pregunta si no se precipitaría al pedirle en matrimonio. No parecen unos inicios auspiciosos para una larga y feliz vida conyugal.