Winston Churchill (N. 1874)
El joven teniente inglés que llega a Cuba a finales de noviembre de 1895 no es sino el esqueje del gran roble británico que llegará a ser con el tiempo, y que lo convertirá en uno de los grandes personajes de la historia. Desinhibido, petulante y ansioso por dar brillo a sus recién adquiridos galones, alcanza la mayoría de edad en la mal llamada batalla de la Reforma, en realidad una escaramuza entre las tropas del general español Valdés y un destacamento de Antonio Maceo, llamado “Titán de Bronce”, comandante de los mambises. Su bautismo de fuego lo vive como una aventura, en su papel de corresponsal del Daily Graphic, y ese episodio marcará su vida. En Cuba aprende a conocer y apreciar el ron, los cigarros habanos y la siesta española, pero es Adriana lo que quizás más le impresione: “Cuando le cuente a mi madre que me he hecho mayor de edad en la batalla de la Reforma, sin sufrir un rasguño, y que una mujer con sus mismos ojos ha cantado para mí en La Habana, me va a llamar ¡afortunado bastardo! con toda la razón del mundo”.